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Estudios

LOS DOS ÁRBOLES EN EL HUERTO escrito por Anita Keith

Dios menciona específicamente dos árboles que Él plantó: el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal.
Aquí surge una gran pregunta. ¿Por qué planta Dios un árbol y luego les dice a Adán y Eva que no coman de el? Sabiendo Dios que iban a caer, a nuestra manera de pensar eso es una trampa. En este punto tenemos que valernos de los principios del Reino que van más allá que nuestra lógica humana. Este es el principio de la libertad.
Como Dios no domina, controla, ni manipula, los seres que Él crea son libres para quedarse en Su Reino o salirse de ello. El árbol prohibido fue la puerta de salida del Reino de Dios. El Huerto de Edén representaba el Reino de Dios. Pienso que fue tanto un árbol natural como un árbol espiritual. Si no hay puerta, entonces Adán y Eva serían encerrados y por consecuencia, no libres.
Vemos que Dios no hizo nada para detenerlos. Los dejó salir. Eso es la libertad del Reino. Todo el Reino de Dios está a nuestra disposición si decidimos permanecer allí.
Por haber adorado a un ser creado, habiendo sido diseñados para adorar a su Creador, ellos inmediatamente salen del Reino de Dios y entran en el reino de las tinieblas.
El reino de las tinieblas es un estado espiritual de esclavitud. Satanás no permite a nadie salir. Él domina, controla y manipula todo. Adán y Eva salieron de ser príncipes y entraron a ser esclavos. Todo, absolutamente todo, lo que hicieron en el reino de la tinieblas adoraba a Satanás. Todo lo que adora a Satanás se llama pecado.
Es muy extraño que el árbol se llame de la ciencia del bien y del mal. ¿Qué será ese bien? ¿Por qué no es el árbol del la ciencia del mal? Ahí está el engaño del reino de las tinieblas. Todo lo que hacemos, sea bueno o malo, que no es dirigida por Dios, Él lo llama pecado.
Satanás nos da la idea que podemos dejar de ser malos y volvernos buenos, y que eso es suficiente para ganar el favor de Dios. Pero ¿Qué pasa cuando hacemos las cosas por nuestro propio esfuerzo? ¿No nos volvemos auto-suficientes y orgullosos? Entonces, ¿hemos salido del reino do las tinieblas? O ¿nos hemos vueltos más orgullosos?
El símbolo del reino de las tinieblas es el yin-yang. El negro tiene un puntico blanco y el blanco tiene un puntico negro. Dicen que en todo lo malo hay algo bueno y en todo lo bueno hay algo malo. Si analizamos un poco la vida humana vemos que vivimos en un círculo vicioso; los malos quieren ser buenos y los buenos quieren ser mejores. Pero nada de esto nos saca del reino de las tinieblas. Solamente terminamos más engañados.
Si Satanás no permite a nadie salir de su reino, ¿qué hacemos para salir de las tinieblas? Si todo lo que hacemos en este reino de oscuridad se llama pecado, nuestra condición es grave, muy grave; si ser una buena persona no es suficiente, entonces somos esclavos del pecado y de Satanás.Tristemente no hay nada que hacer. Nuestra condición es de muerte spiritual3, desconectados de Dios4, bajo condenación eterna.Somos esclavos de un ángel creado y caído. Eso describe la condición de pecado.
Nosotros tal vez tenemos otro concepto del pecado ─ solo lo malo. Pero el concepto de Dios es diferente. Para Él, pecado es todo lo que no es dirigido por Él, es decir todo lo que se hace fuera de Su Reino.
Ahora sí, nos vemos perdidos y entendemos el versículo de la Biblia que habla de cuando estamos muertos en delitos y pecados6.
Cuando esta condición nos es revelada, nos encontramos con el amor de Dios que aún estando en esta condición, envió a Cristo para salvarnos7. Él llevó el pecado y sus consecuencias (que son el dolor y la enfermedad) en la Cruz8y venció ese amo cruel que nos ha tenido engañados y esclavizados.
Él es la Luz que brilla en las tinieblas y nos muestra donde estamos9 para que veamos nuestra condición. Él es el Camino de salida10 del reino de las tinieblas; Él es el Pan que nos sustenta11; Él que nos habla la Verdad del Reino de Su Padre12. Él es la Puerta, una puerta no común13: entramos por Él pero también entramos en Él, porque solo estando en Él tenemos derecho a estar en el Reino de Dios. Toda nuestra ciudadanía y lo que somos en el Reino es por estar en Cristo14.
Solo por Cristo, creer en Él y entrar en Él, podemos salir de las tinieblas y entrar en el Reino de Dios. Él ya hizo todo; ya nos trasladó de tinieblas a Luz. Si creemos, lo disfrutamos. El reino de Dios se mueve por la fe. ¿Cuál fe? La fe del Hijo de Dios que vive en mí y yo en Él15.

1Gn 2:9 2Jn 8:34 3Ro 6:23 4Ro 3:23 5Jn 3:18 6Ef 2:1 7Ef 2:4,5 8Is 53:4,5  9Jn 8:12 10 Jn 14:6 11Jn 6:35 12Jn 14:6 13Jn 10:9 14Ro 8:1 15Gá 2:20

Continuará…



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